A Presença de Deus

El lenguaje de la presencia
ÂQué queremos decir cuando empleamos la palabra "Dios"? Es una palabra que se utiliza de varias maneras. Puede denotar una idea, o una fuerza que acciona en el universo, o la sabiduría como se ve reflejada en la naturaleza, o un Gobernante omnipotente, o la Causa Primera. Todas estas palabras denotan ideas. No transmiten ningún sentido de la realidad de Dios. ÂCómo puede alguien que pronuncia la palabra "Dios" llegar a percibir Su realidad?
Este es un serio desafío. Dios es un Ser que se halla oculto a la vista y apartado de la mente. No se puede crear una imagen, ni formar un concepto de El. ÂCómo se puede sentir, pensar o manifestar Su realidad?
La filosofía griega, buscando una forma racional de comprender al Ser último, rara vez pudo trascender la incertidumbre trágica de la mente respecto de si existe un Dios o no. En las memorables palabras de Jenófanes: "Nunca hubo, y nunca habrá, algún hombre que tenga un conocimiento seguro y acertado sobre los dioses... y todas las cosas; pues por más que se aproxime accidentalmente a la verdad, él mismo no tiene conocimiento; sino que la opinión gobierna todas las cosas." O, para citar a Platón: El más alto "conocimiento que la razón logra mediante el poder de la dialéctica, usando las hipótesis ... como escalones y puntos de partida hacia el mundo que está por encima de las hipótesis, para poder remontarse sobre ellas hasta el primer principio del todo; y aferrándose a esto, y luego a lo que depende de esto, por medio de pasos sucesivos, desciende nuevamente sin la ayuda de ningún objeto sensible, desde las ideas, por medio de ideas, y termina en ideas".
Platón piensa sobre Dios en la imagen de una idea; los profetas piensan sobre Dios en la imagen de la presencia personal. Para los profetas, Dios no era un Ser de Cuya existencia estaban convencidos en la forma en que se está convencido de la verdad de una idea. El era un Ser muy real y poderosamente presente.
No podían usar el lenguaje de la esencia; debían utilizar el lenguaje de la presencia. No trataron de representarLo; trataron de presentarLo, de hacer Lo presente. En un esfuerzo semejante sólo pueden servir de ayuda palabras que expresen grandiosidad e intensidad, y no abstracciones.
Hay un mundo y hay un Dios. Platón estableció en la mente occidental la noción de lo no visto, de las ideas eternas, de la cual el mundo visible es sólo una copia. Los profetas trajeron a Occidente la noción de un Dios no visto, eterno, de Cuya Voluntad el mundo visible es una creación.

Mi pathos no es vuestro pathos
Hay dos peligros en nuestro entendimiento religioso; la humanización de Dios y la anestesiación de Dios. Ambos amenazan nuestro entendimiento de la integridad ética de la voluntad de Dios. La humanización nos lleva -a concebir a Dios como el aliado de la gente; sin considerar si su pueblo actúa bien o mal, Dios no lo abandonará. La idea de la ira divina destroza esta horrible complacencia.
La anestesiación de Dios Lo reduciría a un misterio Cuya voluntad se desconoce, que no tiene nada que decir al hombre. Refutaron esta indiferencia las propias experiencias de los profetas al sentirse llamados por El e instados a transmitir Su palabra al pueblo.
Nos inclinamos a suponer que el pensamiento y la simpatía, porque se encuentran en el hombre, están limitados al hombre. Sin embargo, con la misma lógica se podría sostener que el ser, porque es una característica del hombre y la materia, está limitado a ellos. La vista, por ser una facultad humana, no debe negarse en Dios. No obstante, hay una diferencia absoluta entre la vista y el pensamiento de Dios y la vista y el pensamiento del hombre. Dios comparado con el hombre es como el alfarero comparado con la arcilla.
ÂAy de aquellos que ahondan su consejo para ocultarlo del Seor,
Cuyas obras se hallan en la oscuridad,
Y que dicen, ÂQuién nos ve? ÂQuién nos conoce?
Vosotros dais vuelta las cosas!
ÂAcaso el alfarero será considerado barro;
Que la obra diga de su hacedor:
El no me hizo;
O el objeto formado diga de quien lo formó:
ÂNo tiene entendimiento?
Isaias 29:15-16
La naturaleza del pathos divino es un misterio para el hombre. Lo que Isaías (55:8 y sig.) dijo respecto de los pensamientos de Dios puede aplicarse igualmente a Su pathos: Pues Mi pathos no es vuestro pathos, ni vuestras sendas son Mis sendas, dice el Seor. Pues así como los cielos son más altos que la tierra, Mis caminos son más altos que vuestros caminos, y Mi pathos que vuestro pathos.
La Biblia habla en el lenguaje del hombre. Trata de problemas humanos, y sus términos pertenecen al vocabulario de la gente. No ha acuado muchas palabras nuevas, pero dio nuevo significado a palabras prestadas. Los profetas debieron utilizar un lenguaje antropomórfico para poder transmitir Su Ser no antropomórfico.
El desafío más grande para el lenguaje bíblico fue el de reconciliar con palabras la noción de la trascendencia de Dios con su presencia y preocupación abrumadoras. Si el hombre bíblico no hubiera usado palabras antropomórficas nunca hubiera podido declarar: "El Seor es mi pastor, nada me faltará." Por otra parte, suponer que el salmista, al usar la palabra "pastor", tenía la imagen de un pastor en su mente sería interpretar en sentido erróneo el pasaje.
Precisamente, el desafío que significa utilizar palabras adecuadas es lo que coloca a la mente más allá de las palabras. Toda presunción de suficiencia sería especiosa e ilusoria.
Para otros, Dios parece retirarse a la distancia; para los profetas, El hace un llamado continuo a la participación. Los profetas exigen de la gente lo que ellos mismos experimentan: no una experiencia fugaz de entrega extraordinaria sino una actitud perpetua de obediencia; no "salirse fuera de uno mismo", sino amar al Seor con la totalidad del ser; no perder el propio destino, sino recordar el destino propio: ser llamado, ser elegido.
Esta era la empresa central del profeta: poner en marcha no sólo una ley divina, sino una vida divina; no sólo un pacto, sino también un pathos; no la inmutabilidad eterna de Su Ser, sino la presencia de Su pathos en el tiempo; no sólo el Seorío absoluto, sino también Ia relación directa con el hombre.
Dios no es un punto en el horizonte de la mente, sino que es como el aire que nos rodea y por el cual vivimos. El no es una cosa, sino un acontecimiento. El salmista puede pedir al hombre que medite sobre las obras de Dios; el profeta hace un llamado al hombre para que considere los actos internos de Dios. No sólo perciben a Dios en la historia, sino también la historia en Dios.
Todas las expresiones de pathos son intentos de promulgar el carácter viviente en Dios. No se debe olvidar que todas las aserciones sobre El son tristemente inadecuadas. Pero cuando se las toma como alusiones y no como descripciones, exposiciones incompletas y no relatos adecuados, ayudan a despertar en nosotros un sentido de Su realidad.
"El padre y hacedor de todo este Universo es difícil de encontrar, y aun si lo encontráramos sería imposible hablar de él a todos los hombres." La mente humana nunca puede ir más allá de los límites indicados en las palabras de Platón. ÂQué conoce la mente sobre Dios? Sus obras. ÂDónde se encuentra Su bondad? En Sus obras. No existe bondad más grande que la que ya se dio al universo. Los profetas hablan de una misericordia que trasciende a aquella que encontramos en el mundo. No sólo Lo conocieron por Sus obras, sino también por Su palabra.
Dios está vivo en su consideración y preocupación por la vida, por el hombre, por la rectitud. Su preocupación es misericordiosa, a pesar de que la forma en que se expresa pueda parecer ruda. El hombre es insensible y sordo al llamado de Dios. Con frecuencia, sólo en momentos de dolor recobra el entendimiento último.
Tú haces tornar al hombre en contrición,
Y dices, Â Volvéos, oh hijos de hombres!
Salmos 90:3
Su ira puede ser insoportablemente aterradora, pero no es más que la expresión e instrumento de Su preocupación eterna.
Un Dios misericordioso o enojado no era algo desconocido para los babilonios o egipcios. Lo nuevo es la concepción profética de que la misericordia o el enojo no son reacciones esporádicas, sino expresiones de una preocupación e interés constantes. El pathos divino abarca toda la vida, pasado, presente y futuro; todas las cosas y eventos tienen referencia a El. Es una preocupación que posee el atributo de la eternidad, que trasciende toda la historia, así como el atributo de la universalidad, que abraza a todas las naciones, incluyendo tanto a los animales como a los seres humanos.
Por carácter viviente de Dios los profetas no querían significar vida en un sentido biológico o fisiológico. Nunca pensaron que Dios fuese una cosa o un organismo, una fuerza o una causa. Pensaban que la vida de Dios era una unidad de actos conscientes, de creación, de demanda, de expresión y de respuesta. Se Lo concebía en términos de acciones, de momentos, más que en términos de algo concreto. Una cosa se considera como una fuerza o una causa. La vida personal es la presencia o manifestación de una voluntad, de una unidad de intención, de una consideración y una preocupación por algo fuera de uno mismo.
ÂEs la historia negligente, una simple cadena de casualidades? ÂEs la supervivencia de la humanidad la preocupación exclusiva del hombre? ÂDebemos definir la vida humana como la vida que se interesa por sí misma? La religión bíblica no se desarrolló simplemente a partir de una reflexión sobre una causa última. Su premisa parece ser que, así como hay un origen último, hay una preocupación última. La vida humana es una vida que interesa a Dios y que se interesa en El.
"Dios está vivo" no quiere decir que El es una Persona entre las personas. "Significa" diría el salmista o el profeta, "que estimo Su interés por mí más que mi propia vida". "Pues Tu amor (jesed) es mejor que la vida" (Sal. 63:3 [H. 63:41).
Mi carne y mi corazón pueden desfallecer,
Mas Dios es la roca de mi corazón
Y mi porción por siempre .. .
El Seor es mi pastor,
Nada me faltará.

Salmos 73:26; 23:1